Todo lo que inicia tiene su final. Como decía el general Luperón: “No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague”, cuatro meses de heroísmo de un pueblo fueron recompensados con el exilio del aspirante a dictador.

La salida al exilio del presidente José Bordas Valdés ocurrió el 18 de agosto de 1914, como bien establece la postal, Bordas y las tropas gubernamentales dijeron adiós a Puerto Plata, embarcando por Sabana Grande en el vapor “Jacagua” y el crucero “Independencia”, sin haber puesto los pies en la ciudad, pero, causando mucho sufrimiento.
Como una pequeña arca representaba Walter el botín de guerra, que incluía vacas, chivos, gallos y gallinas, la mata de lechosa, un tocador, una máquina de coser, una bicicleta, un espaldar de hierro, tocino de vaca y puerco, agua del violón, sus partidarios, el general con su bicornio, entre otros detalles que resaltaba el artista en este trabajo.
Carlos Manuel (Ney) Finke recordaba una cuarteta del compositor puertoplateño Luis Alejandro Lockward (Danda) a propósito de este momento histórico:
“Adiós viejito Bordas
que te vaya bien
a freír buñuelos
a freír buñuelos