“RAMÓN MELLA LITHGOW: Humor, sagacidad y maestría en la sátira política de inicios del siglo XX” (4/16)

Historia de Puerto Plata

Con el tiempo la calidad y la creatividad del trabajo fue en aumento, a través de sus caricaturas ridiculizaba las acciones de los dirigentes políticos dominicanos, con mucho detalle y códigos en ocasiones no comprendidos, relata los sucesos que marcaron la vida política del país durante el primer quindenio del siglo XX. 

La solución convenida entre las partes en conflicto y la referida comisión (estadounidense) fue elegir a Monseñor Adolfo Alejandro Nouel presidente provisional, quien había intervenido en las negociaciones y su bonhomía resultaba confiable para todos; pero, solo su arraigada conciencia patriótica hizo que el sacerdote aceptara la presidencia. Nouel debía organizar y realizar elecciones libres en un año y a pesar de que trató de dar participación a los diferentes grupos políticos, inclusive a las dos nuevas facciones encabezadas por Federico Velázquez y Luis Felipe Vidal, era imposible complacerlos a todos, por lo que, a las dos semanas, estaba tan abrumado por las solicitudes, exigencias, protestas y sugerencias, que quería renunciar.

La imagen representa los elementos que subyacían en el cambio de mando. Alfredo M. Victoria, el militar detrás de la silla, instaba a la desobediencia civil a don Quiquí: “No entregues”, este, a su vez, espantado posiblemente por las consecuencias. La tortuga se dirigía hacia el nuevo gobierno lamentando la cantidad de cambios en el mando; Monseñor Noel, por su parte, con el poder, la espada y su silla de obispo solo deseaba la paz. El Tío Sam, detrás de la silla, siempre listo para cuidar el orden en casa ajena trataba de esconderse para no llamar la atención sobre sus verdaderas intenciones.

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