Puerto Plata tiene y tendrá siempre la gloria indisputada de que en su jurisdicción el Padre Boil ofreció la primera misa en el continente americano; ese honor que pauta el inicio de la fe católica en América ha sido abonado por la presencia en la rectoría de su grey de ilustres prelados, tales como: Las Casas, Manuel González Regalado, Rafael C. Castellanos, Cristinachi, Fernando Arturo de Meriño y otros.
Santa Rosa de Lima forma parte de ese protagonismo en el aspecto religioso de nuestra tierra, ya que como nos revela el padre Rafael Castellanos la Patrona de América fue concebida en Puerto Plata. Informa además que fueron sus padres Gaspar Flores y María de la Oliva quien “salió de Puerto Plata, estando ya en meses mayores (de gestación) de dicha santa, cuyo primitivo nombre fue Isabel, por haber sido engendrada en las faldas de Isabel de Torres”, es por eso que Monseñor de Meriño la considera “mas puertoplateña que limeña”.
José Augusto Puig citando a Del Monte y Tejada explica que, en ocasión del sitio del Cuzco, Francisco Pizarro solicitó soldados y voluntarios a La Española, integrando la expedición “decenas de los mas notables caballeros y colonos … entre ellos los progenitores de la que luego sería canonizada como Santa Rosa de Lima,” ratificando que su “madre la llevó en el vientre desde la villa de Puerto Plata, de la cual su esposo y ella eran vecinos” hasta su nuevo hogar donde vio la luz.
Fue llamada Isabel en el bautismo, pero al administrarle el segundo de los sacramentos, el Arzobispo de Lima, Toribio de Mogrovejo, exclamó: “¡Que linda!¡Parece una rosa!” y aun cuando se le había prevenido que se llamaba Isabel, replicó: “Pues yo la llamaré Rosa”, por lo que se le conoció bajo ese nombre, tanto en su vida como en la posteridad.
La devoción de la familia Flores-De La Oliva hizo que se desarrollara una niña muy bondadosa y con un alto espíritu religioso, al punto que, a los veinte años, dando continuidad a la forma consagrada al amor de Dios como transcurrió su infancia y su adolescencia “se hizo terciaria de Santo Domingo”, aun cuando anteriormente en un éxtasis de unción cristiana había celebrado su desposorio místico con el Salvador.
Muere a los treinta y un años y aun cuando su cuerpo se había debilitado horriblemente por las penitencias a que se sometió, se transfiguró al morir para recuperar su antigua belleza, lo que provocó la admiración de los limeños quienes rindieron homenaje de amor y admiración al contemplar tal maravilla. Ganó fama de santa tanto por su comportamiento como por la excepcional reacción de su cuerpo al morir y como bien explica Manuel Troncoso “Pocos casos registra el santoral en que el proceso de santificación se haya verificado en tiempo tan corto: Rosa murió el día 24 de agosto de 1617, su beatificación fue proclamada el 12 de febrero de 1668 y su canonización el 12 de abril de 1671”.
Existe en Puerto Plata una tradición oral, conservada gracias a la prodigiosa memoria de doña Chichita Figueroa Vda. Russo, transmitida de generación en generación por su abuela y su madre. Confirma los datos ya revelados, que los padres de la santa vivían en el Cupey y que fue engendrada allí. Según esta versión estos españoles vinieron de Cuba y se refugiaron en Puerto Plata. Inicialmente se habían radicado en el Convento de San Pedro ad-Vínculo, donde el padre Las Casas comenzó a escribir la Historia de Indias, el cual se encontraba ubicado en la actual calle Padre Castellanos, ocupando el ángulo nordeste del cementerio, y luego se trasladaron a la loma de El Cupey y se establecieron allí.
Posteriormente, regresaron a Puerto Plata donde tomaron la goleta para dirigirse a Lima. La goleta en que viajaban se vio amenazada por un ciclón, poniendo en peligro la vida de la familia. Instalados en Lima la madre dio a luz una niña que en su adultez, a petición de la madre, realizó una invocación a Dios para que a Puerto Plata jamás entrara un ciclón y según el testimonio de doña Chichita Figueroa Vda. Russo, que contaba en ese momento con noventa y dos años dijo que: no recuerda que en el pueblo ocurriera una catástrofe de esa naturaleza; dice ella que uno nos pasó enfrente y otro detrás de la loma, pero que nunca ha entrado un ciclón a la ciudad.
En las velaciones que se llevan a cabo en nuestros campos, con frecuencia se canta estas coplas:
Santa Rosa de Lima
delimada del limón
le ha pedido a San Ramón
que la saque en procesión.
Lo que demuestra la fe que nuestro pueblo tiene en Santa Rosa, que es muy querida y venerada entre nosotros.
Escrito por María Amelia Finke Brugal en base a una conversación con doña Chichita Figueroa Vda. Russo, en presencia de Miki Vila y Mercedita Russo.
Una respuesta
Gracias por compartir Beba, pues a la verdad, yo no tenia idea de tan hermosa historia sobre santa Rosa de Lima.