La Farmacia Carmen, gestionada hasta su vejez por el Lic. Heriberto Herrera, era una de las más famosas del pueblo de Puerto Plata. Su eslogan, frecuentemente promocionado en la radio local decía: “Farmacia Carmen, 100 años de salud”.  Durante todo el siglo XX hasta el año 2010, fue administrada por esta familia, desde Gladys Herrera de Finke hasta el Lic. Mario Emilio Finke Herrera, hija y nieto respectivamente del Lic. Herrera.

El edificio fue construido originalmente para instalar la farmacia del italiano Pascual Campaña, quien, para 1926, lo traspasó al Lic. Herrera. La estructura del inmueble fue calificada por Gamble y Puig de estilo “bajo vernáculo dominicano” y su fachada descrita como “sencillamente adornada con refinamiento”. 

Una anécdota o historia muy popular que circulaba entre los puertoplateños sobre la Farmacia Carmen involucraba al famoso “Almanaque Bristol”. Este texto se regalaba a los clientes y contenía las predicciones del tiempo, las mareas, el santoral católico, anuncios, entre otras informaciones. De acuerdo con la tradición dominicana del siglo pasado, los niños al nacer ya tenían un nombre, ya que era de rigor “ponerle el que trajo”, es decir, el del santo que correspondía a ese día según el almanaque, al que se le agregaba algún otro nombre de la familia o de preferencia de los padres. Al momento de nacer el niño, se consultaba el popular “Almanaque Bristol” para saber cuál era su gracia, como se decía. 

Una madrugada, tocan a la puerta de la casa del farmaceuta don Heriberto, quien vivía frente al edificio de la farmacia. Un señor le dice que su mujer había parido y que necesitaba le despachara algo. Con su singular amabilidad, bonhomía y vocación de servicio, se levanta para ayudar al cliente, imaginando que se trataba de un medicamento para alguna emergencia. Al momento de abrir la farmacia, descubre que solo buscaba el Bristol para consultar y saber cuál nombre le pondrían a su recién nacido.